[Salmo 18:2] “Jehová, roca mía y castillo mío, y mi libertador; Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré; Mi escudo, y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio.”
Existen caracteres e impulsos defensivos que presentan una falsa imagen de lo que verdaderamente somos. Quizás hay heridas, pensamientos o memorias dolorosas que han levantado fortalezas de odio, resentimiento, incredulidad o la falta de amor disfrazándola en prepotencia, orgullo y autosuficiencia. Fortaleza se define como fuerza, vigor, animo de soportar problemas y adversidades. Aunque existe la fortaleza pacifica de Dios que hace descansar, existe la fortaleza falsa de apariencias.
[Jueces 14:6-8] 6 Y el Espíritu de Jehová vino sobre Sansón, quien despedazó al león como quien despedaza un cabrito, sin tener nada en su mano; y no declaró ni a su padre ni a su madre lo que había hecho. 7 Descendió, pues, y habló a la mujer; y ella agradó a Sansón. 8 Y volviendo después de algunos días para tomarla, se apartó del camino para ver el cuerpo muerto del león; y he aquí que en el cuerpo del león había un enjambre de abejas, y un panal de miel.
El Espíritu de Dios de fuerza estaba sobre la vida de Sansón. Sansón fue puesto como protector del pueblo de Israel contra los adversarios. Pero la curiosidad y el anhelo de pecar hicieron que cayera en dolor. El placer sexual de Sansón lo tomo a caer en hechos vergonzosos y a la traición. Dalila, una mujer ramera, enamoro a Sansón causando la traición de sus fuerzas.
[Jueces 16:6-20]Y Dalila dijo a Sansón: Yo te ruego que me declares en qué consiste tu gran fuerza, y cómo podrás ser atado para ser dominado. 7 Y le respondió Sansón: Si me ataren con siete mimbres verdes que aún no estén enjutos, entonces me debilitaré y seré como cualquiera de los hombres. 8 Y los príncipes de los filisteos le trajeron siete mimbres verdes que aún no estaban enjutos, y ella le ató con ellos. 9 Y ella tenía hombres en acecho en el aposento. Entonces ella le dijo: !!Sansón, los filisteos contra ti! Y él rompió los mimbres, como se rompe una cuerda de estopa cuando toca el fuego; y no se supo el secreto de su fuerza. 10 Entonces Dalila dijo a Sansón: He aquí tú me has engañado, y me has dicho mentiras; descúbreme, pues, ahora, te ruego, cómo podrás ser atado. 11 Y él le dijo: Si me ataren fuertemente con cuerdas nuevas que no se hayan usado, yo me debilitaré, y seré como cualquiera de los hombres. 12 Y Dalila tomó cuerdas nuevas, y le ató con ellas, y le dijo: !!Sansón, los filisteos sobre ti! Y los espías estaban en el aposento. Mas él las rompió de sus brazos como un hilo. 13 Y Dalila dijo a Sansón: Hasta ahora me engañas, y tratas conmigo con mentiras. Descúbreme, pues, ahora, cómo podrás ser atado. El entonces le dijo: Si tejieres siete guedejas de mi cabeza con la tela y las asegurares con la estaca. 14 Y ella las aseguró con la estaca, y le dijo: !!Sansón, los filisteos sobre ti! Mas despertando él de su sueño, arrancó la estaca del telar con la tela. 15 Y ella le dijo: ¿Cómo dices: Yo te amo, cuando tu corazón no está conmigo? Ya me has engañado tres veces, y no me has descubierto aún en qué consiste tu gran fuerza. 16 Y aconteció que, presionándole ella cada día con sus palabras e importunándole, su alma fue reducida a mortal angustia. 17 Le descubrió, pues, todo su corazón, y le dijo: Nunca a mi cabeza llegó navaja; porque soy nazareo de Dios desde el vientre de mi madre. Si fuere rapado, mi fuerza se apartará de mí, y me debilitaré y seré como todos los hombres. 18 Viendo Dalila que él le había descubierto todo su corazón, envió a llamar a los principales de los filisteos, diciendo: Venid esta vez, porque él me ha descubierto todo su corazón. Y los principales de los filisteos vinieron a ella, trayendo en su mano el dinero. 19 Y ella hizo que él se durmiese sobre sus rodillas, y llamó a un hombre, quien le rapó las siete guedejas de su cabeza; y ella comenzó a afligirlo, pues su fuerza se apartó de él. 20 Y le dijo: !!Sansón, los filisteos sobre ti! Y luego que despertó él de su sueño, se dijo: Esta vez saldré como las otras y me escaparé. Pero él no sabía que Jehová ya se había apartado de él.
Al analizar la traición, su caída y su humillación, debemos tocar el punto sentimental de Sansón. ¿Cómo se ha deber sentir? ¿A pesar de su fortaleza física, como estaba su fortaleza espiritual? En nuestra vida nos enfrentamos a situaciones dolorosas que cambian nuestra manera de actuar.
Hoy en día, hay muchas personas decir “Yo no me dejo de nadie,” “yo no necesito amor más que el amor a mí mismo,” “yo no necesito amigos” y otras cosas más. Estas personas necesitan el espíritu de perdón, amor, consolación, liberación pero más que todo el amor de Dios por medio de Cristo Jesús. El Salmista David canto “Jehová es mi fortaleza y mi escudo; En él confió mi corazón, y fui ayudado, Por lo que se gozó mi corazón, Y con mi cántico le alabaré [Salmo 28:7].
Necesitamos que Cristo por medio de su Espíritu Santo venga y consuele nuestras vidas, quebrante nuestras fortalezas, y nos haga nuevas personas. Necesitamos quitarnos la máscara de fortaleza personal, autosuficiencia y entrar en su presencia sin mentiras. Dios escucha al corazón contrito y humillado.
[Salmo 51:17] «Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.»